Cristiano es de pocas palabras, pero
es consciente de que el baile que protagonizaron una alumna y un estudiante del
colegio Aguirre Abad, de Guayaquil, no es algo nuevo y que está sucediendo
desde hace mucho tiempo y con regularidad en fiestas de jóvenes.El alumno
de un plantel particular del norte de Guayaquil, confiesa que a sus 15 años ya
ha bailado algunas veces el ritmo del “perreo”, al que considera como un baile
"sensual" y no lo criminaliza como la sociedad porque –según el joven–
"los tiempos cambian".Fernanda Cruz, psicóloga Clínica, explica
que el baile es por lo general una simulación o aproximación socialmente
aceptada del rodeo sexual. Para ella, el baile es la acción más enfocada
en generar estímulos sexuales e iniciar el juego del coqueteo y la
seducción.Con esta explicación, la profesional manifiesta que los
adolescentes buscan libertad y crear su propia identidad ya sea por medio
del baile o de cualquier otra expresión que les resulte atractiva. “En el
baile, el cuerpo es el que habla de esa liberación, los movimientos eróticos y
sensuales son parte de su concepción de la rebeldía, de ser diferentes, de
buscarse a sí mismo”, señala.Ella no entiende la criminalización hacia la
juventud. “Por qué criminalizar algo que la misma sociedad ha normalizado. Los
niños, jóvenes y adultos saben las letras de las canciones en las que el sexo
es el tema central, en las que existe violencia de género. Las bromas sobre
temas sexuales son comunes, en la televisión los padres miran con sus
hijos reality shows en los que los competidores bailan de la misma forma que en
ese video”dice.Sin embargo, para Steven, alumno de un colegio fiscal, cree que
en los planteles falta orientación sobre valores, sexualidad y disciplina.
"No a todos los jóvenes nos gusta el perreo, hay mucha música que para
bailarla no requiere de movimientos que yo los considero una invitación al
sexo", dice .María Guerrero, orientadora vocacional en el Instituto Daniel
Álvarez Burneo (Loja), señala que los chicos desean copiar estereotipos de
otros jóvenes de su edad y satisfacer su curiosidad.
Para ella, en este baile, los jóvenes
vinculan su rebeldía a través de estos movimientos, -además- a su
criterio, los chicos busca llamar la atención de sus padres.Erick, otro
estudiante de Guayaquil, opina que lo que sucede con el video del baile del
perreo no es más que un reflejo de que son los padres y lo que nos regala la
"telebasura". “Existen programas que no brindan ningún aporte
cultural e invaden con videos de este tipo de música”, dice.En lo
referente a los medios de comunicación, Fernanda Cruz indica que los medios
siempre han tenido influencia en la sociedad pero sobre todo en los
adolescentes, pues muestran un conjunto de estereotipos identificables con los
jóvenes.“En esta búsqueda de su propia identidad el adolescente no diferencia
que los seres humanos no respondemos a los personajes que vemos en televisión,
que tenemos defectos, virtudes, cargas culturales, afectos y que nuestras
reacciones ante la realidad son mucho más complejas que ser simplemente el
bueno o el malo de la película”, dice: Cecilia Paz, madre de familia, coincide
con la profesional en que en todas las épocas, con diferentes características,
siempre existieron modas que incitaron a los jóvenes a desafiar la
normalidad de la sociedad."Hay que remontarnos a la historia y ver que en
su momento el tango fue cuestionado por su forma de bailar, igual que la
lambada brasileña y ahora el perreo”, afirmó Cecilia. La psicóloga
Fernanda Cruz indica que mucho más productivo que la satanización, la polémica
y el castigo es detenerse a analizar cómo piensan nuestros hijos y entender que
este video es una llamada de atención a la sociedad en general, a lo que
consumimos familiar, educativa y culturalmente.“Nuestro rol no es el de juez
penalizador, debemos fortalecer el diálogo, mejorar la comunicación con
nuestros adolescentes y darles el espacio suficiente para evitar que las redes
sociales sean la única manera de hacerlos visibles
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