Pensamiento social latinoamericano.
El pensamiento social
dominante en América Latina no es latinoamericano. Después de siglos de presión
para pensar como Ellos, la región más desigual del mundo grita indignada por
justicia social, autonomía política, inclusión económica, cuidado ambiental,
diálogo intercultural y desobediencia epistémica. Eran autóctonos los
constructores de caminos en Abya Yala hasta 1492, que incluían el color, olor,
sabor, sonido y textura de los modos de ser, sentir, pensar, hacer y hablar de
los pueblos originarios. Desde 1492, caminantes foráneos destruyen antiguos caminos
y construyen otros con los colores, olores, sabores, sonidos y texturas de sus
modos de ser, sentir, pensar, hacer y hablar, y crean desigualdades, violencias
e injusticias vinculadas a la idea de progreso/desarrollo constitutiva del
capitalismo. Para ser como Ellos, adoptamos un pensamiento subordinado al
conocimiento autorizado por el más fuerte; somos rehenes de la dicotomía
superior-inferior que nos clasificó como civilizados-primitivos y nos
jerarquiza como desarrollados-subdesarrollados. Sin embargo, la humanidad experimenta
un cambio de época.
En la búsqueda de lo que
significa el “Ser Americano”, el problema de la identidad se convierte en el
punto de partida del pensar sobre quiénes somos y sobre el tipo de sociedades
que queríamos construir una vez concluidas las guerras de la independencia,
para así sustentar un pensamiento social propio, como antecedente de la
sociología latinoamericana, es decir una disciplina con pretensiones científicas;
González Casanova, considera que algunos de los grandes temas de este primer
pensamiento latinoamericano son la autonomía cultural y la identidad nacional,
que originalmente se propusieron contra las ideas conservadoras de España y
después como respuesta a la necesidad de un pensamiento crítico.
El pensamiento
latinoamericano es la reflexión y el análisis propios que pueblos, comunidades
y naciones de la región hacen de su propia historia e identidad colectiva en el
contexto global del sistema capitalista. Constituye, así, la herramienta
fundamental para exteriorizar y reafirmar la existencia vital de América Latina
y el Caribe en el contexto de la formación mundial de las sociedades
contemporáneas fundadas sustancialmente en el modo capitalista de producción.
Sin ese pensamiento difícilmente se puede vislumbrar la especificidad de
América Latina y, por el contrario, queda peligrosamente expuesta a diluirse
dentro de las tendencias que va marcando el actual proceso denominado de “globalización”.
Por otro lado, en el contexto mundial de la lucha de clases y de las ideologías
(liberal, conservadora, neoliberal, estructuralista, marxista) el pensamiento
latinoamericano viene experimentando fuertes embestidas en todas las disciplinas
y ciencias del conocimiento: sociología, ciencia política, antropología,
filosofía y economía mientras que se va reafirmando la hegemonía ideológica de
las vertientes del eurocentrismo y de las corrientes del pensamiento
estadounidense en nuestras academias, en las aulas, en las bibliografías, las
líneas de investigación y en las formas del pensamiento social. Las
características históricas del conocimiento latinoamericano tales como su
vocación critica, de búsqueda de alternativas para el cambio social, su visión
global de los fenómenos, hechos y acontecimientos sociales y humanos de las formaciones
económico-sociales latinoamericanas y, sobre todo, su compromiso con la búsqueda
de la objetividad del conocimiento han quedado prácticamente nulificadas en
beneficio de visiones fragmentadas y comprometidas con los sistemas dominantes
del poder mundial. Las ideas de José María Morelos Pavón, de Zapata, de José
Martí, de Simón Bolívar, de José Artigas, de Mariátegui, de Enrique José
Varona, de Domingo F. Sarmiento, de Ramiro Guerra y de José Vasconcelos, fueron
fuertemente combatidas y avasalladas infructuosamente para pretendidamente,
beneficiar al sistema de ideas dominante que impusieron el neoliberalismo y la
globalización mediante la irradiación del "modelo occidental" como el
"único existente" en el mundo actual. Lo anterior queda plasmado en
la imposición de formas de integración impuestas y controladas por Estados
Unidos como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAM) o el Área
de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y otras que tienden a cambiar el mapa
de la región.
Los ideales libertarios, de
identidad y autonomía, de integración y reafirmación nacional quedaron
subsumidos en la dependencia, el subdesarrollo y la subordinación a los
sistemas económicos y políticos dominantes enclavados en la dinámica del
sistema capitalista y del universal.2 Rescatar estos ideales y reflexionar
sobre la posibilidad de recuperar la riqueza de nuestro pensamiento social
latinoamericano constituye un proceso que requiere articular la tradición de dicho
pensamiento crítico con los nuevos retos e ideales teóricos que plantea la
comprensión de la realidad contemporánea de nuestros países y sociedades.
Pensamiento positivista latinoamericano
Es un concepto que expresa un conjunto
de ideas y acciones, que funcionaron como aparato ideológico del Estado y de
las clases en el poder, cuya finalidad fue hegemonizar las diversas estructuras
sociales derivadas de enfrentamientos que remiten al proceso de formación del
Estado y de la nación de los países pos independientes de América Latina de
finales del siglo XIX hasta la mitad del siglo XX. Fue en América Latina donde
se concretó el ideal del filósofo francés Augusto Comte (1798-1857), quien
postuló que el espíritu humano debe renunciar a conocer el ser mismo de las
cosas (negando toda metafísica) y atenerse sólo a las verdades que se obtienen
por medio de la observación y la experiencia. Según Comte la función de las
ciencias de la naturaleza es descubrir las relaciones constantes entre los
hechos y los fenómenos. De ahí que su inquietud es posibilitar o trasladar la
metodología de las ciencias de la naturaleza o positivas, como él las denominó,
al terreno de los fenómenos sociales. Con este afán el filósofo creó la física
social, como llamó en un principio a la sociología . Esta filosofía, si bien en
Europa no se aceptó totalmente, si dejó una profunda huella en el corazón y en
la mente de los pensadores latinoamericanos, pues éstos necesitaban una filosofía
que funcionara en los momentos de transición que vivían los pueblos
latinoamericanos. Por esto el positivismo, como dice Óscar Terán (1983), se
convirtió en una “especie de umbral ideológico que, desde México a la
Argentina, no se limita al campo filosófico, sino que incide sobre la política
y la pedagogía”. A este respecto Leopoldo Zea, citando a Víctor Massuh, dice
que el positivismo:
las ideas positivistas se extendieron
a lo largo del continente, como las únicas partes de realizar lo que se dio en
llamar: la liberación de América por estas épocas América abrió
definitivamente sus puertas a la modernidad. Consecuentemente con esta
tradición histórica, el positivismo planteó el problema de la educación del
hombre americano en los términos de su peculiar concepción del mundo: progreso
material, industrial, organización y educación científica (Zea, 1978).
Pensamiento
socio critico latinoamericano
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